¿Son los rusos tan groseros como parecen?

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Hemos buscado respuestas en la historia y en la idiosincrasia nacional para responder a esta pregunta.

“¿Pero no ves que estoy ocupado? ¿Estás ciego o qué?”. El duro saludo desconcertó a un hombre que había ido a una tienda a comprar una botella de agua.

En ocasiones los rusos pueden ser groseros. Evitamos las conversaciones triviales, no estamos acostumbrados a sonreír y a menudo usamos expresiones sombrías. El verdadero misterio, sin embargo, es por qué algunos rusos son tan abiertamente groseros con los extraños. Tanto los expertos como la gente de a pie dicen que la respuesta podría estar en la cultura y la historia de Rusia.

Complejo de ‘no hay cerveza’

Según algunos, el período soviético creó algunos rasgos culturales específicos en los rusos. “En la realidad rusa, la frase ‘no hay cerveza’ significa que solo hay cerveza para los que tienen derecho a beberla. Este sistema apoya un modelo de comportamiento que fomenta la presión, la astucia, la arrogancia y otras cualidades ofensivas con las que demostrar que uno es el único que merece [cualquier bien escaso]”, escribió Andréi Rádostni, respondiendo a una pregunta sobre la rudeza en Rusia que alguien había publicado en Internet (enlace en ruso).

Esta explicación metafórica parece llevar las cosas demasiado lejos, pero la gente que trabaja en el sector servicios en el extranjero parece estar de acuerdo, al menos inconscientemente, con esta teoría. “Los clientes rusos pasan a la ofensiva, incluso antes de registrarse en el hotel. Es como si estuvieran seguros de antemano de que han sido engañados, de que se han registrado en la peor habitación y de que les han quitado lo que merecían. Actúan como si se vieran obligados a pagar tres veces más de lo que cuesta realmente”, afirma Alexandra Karásik, una emigrante rusa que trabaja en un negocio hotelero y trata con sus antiguos compatriotas (enlace en ruso).

Lo cierto es que las personas que trabajan en el sector servicios se tienen que enfrentar a los caprichos de los clientes. Bien sea como mecanismo de defensa o por cualquier otra razón, algunos dominan el “arte de ser grosero”.

“Hay una mujer que se sienta detrás del mostrador en un baño de pago en la estación de tren Belorusski en Moscú. Es tan grosera con los clientes que llega a gritarles. ¿Qué piensa de sí misma?”, declara Nina Alexéieva, que se quedó atónita al ver la grosería con la que se dirigía a ella.

Una encuesta (en ruso) sociológica poco común destinada a averiguar cómo ven los rusos a sus compatriotas demostró que la mayoría, el 80% de los encuestados, estaba de acuerdo en que pueden ser insultados fácilmente mientras viajan en transporte público, esperan en una fila o compran en una tienda de comida. Aunque la encuesta se hizo en 2003, sigue estando vigente a día de hoy.

“Me parece que las cajeras del metro son las más desagradables, dentro del personal que trabaja en el sector servicios en la capital rusa”, afirma Mijaíl Ofitsérov, residente de Moscú. “Nunca te saludan, nunca sonríen, no dan las gracias a quienes compran los billetes. Además, en hora punta siempre puedes ser insultado, empujado o te pueden gritar”.

La rudeza de la igualdad

Hay una explicación científica. Anna Pavlóvskaia, directora del departamento de Estudios Regionales de la Universidad Estatal de Moscú, que analiza los problemas de la comunicación intercultural, relaciona la rudeza del sector servicios en Rusia con el pasado campesino.

“La idea de igualdad era muy importante para el campesino ruso y era algo muy característico de la aldea rusa. Era una manera que ayudaba a formar relaciones específicas dentro de la comunidad. Por eso ahora tenemos problemas tan serios con [la grosería] en el sector servicios”, afirma Pavlóvskaia.

“No nos gusta servir. Se considera humillante, indigno, como si alguien que hiciera algo por los demás (llevar comida en un restaurante, servir en un hotel, vender en una tienda, limpiar) fuera de segunda clase. Y como si el cliente fuera el primero, como si estuviera por encima. De ahí el deseo de defender la propia independencia, de demostrar que no son inferiores, que no son sirvientes”. Este deseo a menudo se libera en forma de desprecio y, en ocasiones, mediante insultos dirigidos a algunos clientes desafortunados.

La franqueza nacional

En una columna escrita para la BBC Rusia, el escocés Neil Martin, residente en San Petersburgo, demostraba que el estereotipo sobre los rusos groseros no era cierto: “Responder ‘no’ o no, no lo quiero [cuando me ofrecen una taza de café] es un insulto. En la [cultura] inglesa, es peor que una bofetada en la cara. En el idioma ruso, por lo que sé, omitir gracias es más aceptable, al menos no es grosero”.

El autor cree que el estereotipo de los rusos groseros se debe a las diferencias culturales.

De hecho, el gusto ruso por ser directo y franco con los otros desconcierta a muchos extranjeros. Esos rusos que son especialmente directos, pueden preguntar, como que no quiere la cosa, sobre el salario anual o sobre el precio del alquiler. “¿Es un apartamento de dos o tres habitaciones, por cierto?”, es una pregunta habitual que sorprende a muchos.

“Lo que más me llama la atención es que los rusos no son tímidos a la hora de decir la verdad, aunque sea insultante e inútil, mientras que para nosotros [los franceses] se considere algo grosero”, afirma el francés Erwann Pensec.

La franqueza malinterpretada causa malestar si una persona no está acostumbrada. Sin embargo, hay que tener en cuenta que en la mayoría de los casos los rusos no pretender hacer daño y que solo se trata de satisfacer la curiosidad, sin darle demasiadas vueltas.

Incluso si te hacen una pregunta inapropiada, actúa con calma y recuerda una sabia observación hecha por irlandés residente en Moscú: “Los rusos aceptan más el mal humor. Está permitido ser gruñón en el ámbito público y si alguien es grosero conmigo, he aprendido a no tomármelo como algo personal. No están acostumbrados a fingir que están de buen humor”.

Aquí te mostramos 20 características del carácter ruso.

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